A veces, todo sucede de repente, muy rápido, sin darte cuenta. Se  encienden las luces y te encuentras ante unos cuantos desconocidos.  Esperan lo mejor de tí y tú ni siquieras sabes muy bien qué haces allí.  Te encantaría salir corriendo; hacerle un corte de mangas al destino.  ¿Cómo reaccionarían? Y te ríes en silencio d eso, que es una forma muy  rara de reirse.
 No queda sino un camino hacia delante. ¿Cómo van a  responder, entonces, depende de tí? Siempre tratas d entregarte al  máximo. No, ya, porque sea tu deber sino por puro placer de existencia;  por hacerles ver que les perteneces. Y un poco, al revés, también. Al  final, son lo mismo; somos lo mismo. Luego, todo acaba. Y la próxima vez  será distinto pero parecido. La vida sigue ahí fuera con su furia y su  ruido. Y durante unos instantes (nada dura más que eso) has vuelto a  nacer. La gente se marcha, las luces se apagan...
PD: no, no es  tan diferente, a cualquier otra situación. La magia existe siempre. Hay  que hacerla posible. No importa el lugar, la hora, el momento...
 
