" Todas las personas abrigan, interiormente, impulsos creativos;
enterrados por el proceso de civilización"
(Hans Prinzhorn)






sábado, 12 de noviembre de 2011

CHILABA OCCIDENTAL


                                                          (Cortometraje)


                                                       

                                            VIDEO+AUDIO: (1 minuto): Burka (Pedro Guerra)


                                              a Antonio y a quienes  recuerdan que fueron niñxs

                                                "A veces, me canso de ser hombre..." Neruda
                "Nadie es tan esclavo como quien se cree libre sin serlo." J.W. Goethe
                                                     (nadie es menos libre que quien se cree libre)


  Intro:          Al concepto ya conocido y siempre polémico de "Burka Occidental" (tacones, pendientes, maquillaje, falda...etc.) bien se podría unir éste. Digamos que es su versión masculina, digamos que podría llamarse también Turbante, incluso Barba (islámica) Occidental. Cualquier rasgo significativo cultural que forma parte de la iconografía que este nuestro querido Occidente ombli-e-gocéntrico se ha encargado de criminalizar mediante todos los medios posibles, cinematografía incluida. Hasta en tono de comedia ó parodia. (En varias franquicias el "malo" ha pasado de comunista a islamista en los últimos 20 años).

A lo que vamos:   el Hombre Occidental y/o "WASP" (Blanco, Anglo-Sajón y Protestante. En su traducción), Católico ó no practicante en la versión Mediterránea, se ve abocado desde la cuna a aquello que cantaba Vainica Doble: "tú de rosa y yo de azul". Desde su más tierna infancia a elegir juegos, juguetes,  violentos, deportivos... etc. que revalorizen su posición de hombre. Cuando ésta es una condición intrínseca y nada tiene que ver ni siquiera con la extrínseca. (Atributos sexuales). A soñar ser de mayor "currante" de trabajos de índole física y tradicionalmente masculinos... etc. (Para beneplácito de sus progenitores).
            En la juventud como época de cambio en sí misma, como definición de personalidades y sexualidades, es el momento en que mayor fuerza ejerce esa presión social, familiar y, sobre todo, de las "amistades". (El círculo más estrecho, el cerco más cercano.) Que lleva desde la impostura de la voz a los primeros afeitados; buscando demostrar, no sólo la ruptura de la pubertad, sino el paso en consecuencia que es la edad adulta y otra consecuencia: ese hombre que late pero nace a raíz de exigencias exteriores.
EL MITO de DON JUAN, los Casanovas de turno, los mujeriegos, los pendencieros... no es sino lo contrario. No es sentenciar la hombría sino ocultar posibles tendencias homosexuales.
        Paradójicamente, ese Oriente Próximo pero lejano y peligroso por lo incomprendido (tememos aquello que no conocemos y es fácil mezclar realidad y mito) rompe sus patrones patriarcales al besarse entre hombres, en la mejilla como saludo; al ir de la mano, paseándo. Al convivir juntos, en lugares de reunión y culto. Eso sí, relegando a la Mujer a un segundo plano, habilitándoles otras estancias en todo caso. Desfenestrándolas, expulsándolas sino del templo, sí de las entradas principales a las mezquitas.

    Modas:        La dictadura del pantalón (el "vaquero" es una derivación del usado en las minas, primero, y de los colonos europeos en el "Far-west" américano, después). Trajes, chaquetas, corbatas (símbolo fálico, dicen)... etc. son exclusivamente masculinos. Por mucho que los diseñadores, muchos homosexuales, hallan añadido al repertorio ya amplio de la mujer en su vestimenta. El intercambio, al revés, no ha pasado de la anécdota. Por idéntica condición de los diseñadores, en algunos casos.
Barbas, * bigotes (de lo más excéntricos), patillas (de lo más ridículas)... etc. han sido a lo largo de la Historia, los indícios más grandes de coquetería masculina. Borrados de una época a esta parte, quizá, por ser considerados propios de ese Oriente del que siempre se recela y por recordar a aquellos Zares rusos que perpetraban en sus mentes la pen-última revolución social. (Por contra, algunos obligaban el uso de barba en contraposición a Europa). Y por supuesto, por todo el negocio que se mueve alrededor de una simple cuchilla de afeitar. (Ahora, tras esta fase de barbilampiños, como en toda moda, parece que vuelve el "Hombre" que como el oso cuanto más peludo, más... Según la cultura popular). (¿Se sustituirá también el "bombón" ó bombo, barriga cervecera, por la "tableta de chocolate" ó abdominales de PhotoShoot?)
          
  Resumiendo:       Más allá, de aspectos exteriores, cabría preguntarse hasta dónde llega la castración psicológica, cuántas veces habremos oído aquello de: "Los chicos no lloran". Cuántos, cuántas personas (esa es la primera condición), sufre en silencio, su silencio.
Todo es costumbre, tradición, traición a las anteriores. Todo es necesidad de manada, de no salirse de ella.  Preferimos sumirnos en la masa, en lo común, antes que mostrar nuestra verdadera condición por el terror a destacar, a ser señalados con el dedo, marcados a fuego (en otra épocas fue así). A demostrar que somos seres individuales y únicos, que el género aunque viene dado, como todo es mental. Y nuestra elección depende de cada uno de nosotros, no de los "otros". Así, como su representación exterior que no es necesaria ni obligatoria.
            Quizá, como Simone de Beauvoir afirmaba para la mujer: el Hombre no nace, se hace.


*  Curioso, por incidir, que el rasgo físico más definitivo que no definitorio de "Hombre", se censure. Será por aquello que es el lugar primero de las canas como se censura la longitud del cabello para no sentir "nostalgia del pelo largo", para hacernos a la idea  de la alopecia (la femenina que, también existe, lleva a nuestras abuelas a llevarlo tan corto y a ciertas excentricidades de color y ondulaciones. Ó, quizá, con la edad descubrieron su comodidad y que no van a ser menos "femeninas" por ello. Eso se demuestra en la personalidad, en sus facultades... etc.).
Mientras ciertas religiones rinden culto a un melenudo-barbudo (haber si va a ser por esto: para no ser iguales a los dioses, ¿pero no estamos hechos a imagen y semejanza de dios?). Agitador de masas, el primer marxista y revolucionario... afirman. (¿Será por eso que el resto que vinieron y vienen después copian su look?). Todos se dejan la barba y el pelo como Él pero no son él, dice una canción.
Ya hablaremos de corbatas ó ya lo hicimos (gracias a El Principito):  La-revolución-de-las-fregonas.

RESUMEN general: Una amiga tiene razón, una frase de un monje budista también, y la antropología ni te cuento: "Todo lo que hacemos en la vida es para acabar en la cama con alguien". Sobre todo desde que control-amos (perdón por la publicidad) la natalidad, la procreación ha quedado en un segunda plano y las relaciones, también sexuales, se han vuelto más naturales, más iguales con la mayoría de civilizaciones (históricas incluidas) y con el resto de animales donde la homosexualidad y la poligamia son los factores más comunes.

NOTA:
teóricos del sufismo, com Idries Shah, han hablado de que la chilaba magrebí ó "túnica talar" está relacionada con la metafísica y la antropología del Islam, mientras que el traje de dos piezas occidental deriva del racionalismo individualista, que ha perdido la perspectiva del ser humano como una realidad unitaria, enfocada hacia el mundo de lo divino. De hecho, resulta significativo que hoy en día, entre nosotros, la vestidura talar sólo se manifieste dentro del ámbito de la liturgia cristiana. (Fuente: www.elmanifiesto.com)

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