" Todas las personas abrigan, interiormente, impulsos creativos;
enterrados por el proceso de civilización"
(Hans Prinzhorn)






jueves, 7 de abril de 2011

Manif-i-estacción

    

      Legalidad vigente (previo aviso) con vigilancia de las instituciones policiales pertinentes para ejercer el ejercicio (viene a ser lo mismo) del derecho a la protesta, reivindicación ó similar. En resumidas cuentas es manifestar (de ahí, el nombre) cierto grado de rechazo, indignación... no sin cierta esperanza (de esa que "puede volver loco a una persona"). Con el fin de posicionarse en la posición (valga la "rebuznancia") contraria a la establecida ó que será en breve. Enarbolando el mismo lema de  quienes  proclaman el "divide y vencerás" de los Césares romanos. Es decir, "estás con nosotros ó contra nosotros". Vamos, a favor de "Ellos". De los "otros".
Curioso es que muchas se hagan en silencio, cuando ese gesto otorga y otrora ? dar poder a la invisibilidad. Efecto contrario, también, del que se desea. Acto de presencia para la urgencia de esta sociedad que, a penas, se preguntará en la rutina de su ruina y prisa: ¿qué hace esa gente, ahí?. Como mucho, llegado el caso de que haya suerte y un semáforo en rojo en medio, entre la distancia del ciudadano anónimo y sus congéneres. Ya, no tanto ni tan anónimos. Pero, inmersos, inmiscuidos en (otro) número, masa... que no los diferencia (uno de los objetivos primeros) sino que, igualmente, los iguala.
      Ni la barricada ni el cóctel "molotov" (invento español) puede mejorar la idiosincrancia de estas aparentes, espontáneas, manifestaciones que vienen a desarrollar un derecho expresado en las leyes. Pues, hasta la protesta y su uso regular está regulado. Para el menoscabo de imperfectos, alteraciones del orden y demás disposiciones que se crean convenientes. El inconveniente es lo que se evita, la raíz misma de la que surgen estas asociaciones bajo el amparo oportunista de la moda del momento, como tal.
Será que son muchos los años y las protestas, muchas las concentraciones y acciones, otras tantas las marchas... y ni un papel que firmar. Ni una llamada a la puerta de nadie... Mucho baile y mucha calma. Ó, sí, algún ánimo que se desata y esclafa los huevos de turno donde no debiera. (No pasa más de la anécdota).
       La imagen de este tiempo es la cadena, no para atarse y de "aquí no me mueve nadie hasta que vengan a hablar conmigo", sino esa otra cadena que se alarga, humana ó no, que nos abraza y nos acompaña hasta en el mínimo de libertad y dignidad que podemos llevar a cabo. Seguimos orando...

NOTA (11-5-2011): hace referencia, sólo, a aquellas "Manif-i-estacciones" (de ahí, el cambio de título) sin un fin concreto más que la propia fiesta y "estación" (eterno símil de la espera y de lo que nunca volverá).
A aquellas que no exigen "acción", compromiso ni cambio.
(Hay algún borrador sobre esto).

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