" Todas las personas abrigan, interiormente, impulsos creativos;
enterrados por el proceso de civilización"
(Hans Prinzhorn)






viernes, 8 de abril de 2011

"Tole-rancia"



          Lógicamente viene de tolerar, permitir. Acto por el cual para demostrar más que el buen hacer, lo "políticamente correcto", se deja un margen estrecho a todas las formas de entender la vida. Sin ninguna concesión a tratar de aceptarlas, muchos menos de intentar (ni siquiera intentar) comprenderlas. Y ni por asomo llegar, aunque sea a la dermis, a la capa más exterior para un posible aprendizaje y posterior, por qué no, intercambio.

Para todo eso, más ó menos, existe otra palabra más adecuada y sería "Respeto". Ahí, es donde surge el principio de toda posibilidad de acercamiento, de diálogo horizontal. Ahí, es donde se empiezan a borrar las fronteras, a diluir las banderas. Ahí, es donde comienza un nuevo origen de la vida. Y la diferencias son sólo lo que son: adaptaciones al medio. A lo largo del tiempo con sus sucesivas "mutaciones". (¿Qué es un velo y un crucifijo? ¿Qué es el machismo y el feminismo? ¿El fascismo y el comunismo?)


          El problema, los problemas surgen cuando ese respeto sólo parte de la minoría, normalmente en una situación de inferioridad (así, como la tolerancia parte de una posición mayoritaria y que se cree superior, dicen). En su afán de ser considerada (en los 2 sentidos), tenida en cuenta... deja a esa mayoría que desarrolle ese argumento vano, banal de "lo normal". También, es cierto que es una manera de desacreditar al "otro", de dejarlo caer por el vacío de sus propios argumentos. Y dejarle entrever, dentro de su limitada visión, que su posición no ayuda a crecer, a desarrollarse, a avanzar. Sino todo lo contrario. 
Estanca a la Humanidad en un punto muerto, en un puente a medio, donde no es capaz de seguir evolucionando hasta desechar por completo anacronismos como la Guerra, el conflicto bélico, el uso de la fuerza para resolver cualquier situación. Y permitir volver a recordar, por momentos, los peores pasajes de la Historia: deportaciones, expulsiones... etc.

          Para finalizar, otra cosa es eso que se viene en llamar "tolerancia 0". Respeto ninguno. Campañas bien orquestadas hacia temas tan serios, tan graves y que merecen, como todos, ir hacia la raíz misma que los crea, los provoca. Y que no es sino esa propia falta de incluir al "otro" en el "nosotros". De concluir que somos los mismo, que el daño que provocamos, nos daña. Y "el silencio nos vuelve cómplices. Mata, (nos) está matando."

NOTA:
Si esgrimimos las mismas armas para defendernos del ataque, lo único que obtendremos será, precisamente, lo que tratamos de evitar. La polémica, el conflicto. La posibilidad de que la posición basada en la cobardía, en la ira... sea capaz de argumentar su despropósito, de justificar su imposible. De "dar razón a la sin-razón, sentido al sin-sentido."

Así, trabajar desde la base que nos propone la ciencia con su empírica y acudir al sentido común (que es "el menos común de los sentidos") son algunas de las soluciones; para que ese respeto, más que tolerancia, sea factible en un Mundo cuyo futuro depende, como a lo largo de la Historia, del buen entendimiento entre unas partes y otras. Así, como del rechazo frontal a aquellas que tengan su origen en un verdadero rechazo, persecución y discriminación de sus, aparentemente, opuestos.

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